Lo he dicho cientos de veces, y no me cansaré de decirlo: Victoria Beckham sabe lo que hace. Es una diseñadora (si, diseñadora es la palabra) que conoce su mercado, y lo conoce a la perfección, sabe que gusta, que no gusta, que va, que viene, etc., pero sus creaciones no sólo gozan de la aprobación de su clientela (que, dicho sea de paso, no siempre es indicador de talento o buen gusto), sino que han ganado el reconocimiento de editores, fotógrafos, otros diseñadores y un gran número de gente interesada en la moda.
Beckham no es una historia más de una celebridad que decide crear una línea de ropa. Beckham es la excepción que hace la regla. Estoy muy en contra de la idea que tienen algunas estrellitas de creerse todopoderosas y querer expandir sus imaginarios emporios hacia áreas que desconocen completamente y en las cuales es necesaria una educación, o, mínimo, buen gusto (favor de notar la pedrada hacia Bono, las Kardashian, las niñas Laguna Beach y mejor paro antes de hacer una tesis dentro de un paréntesis), sin embargo, como ya dije antes en algún lugar, Victoria Beckham ha logrado callarnos la boca a todos los que compartimos dicha aversión.
Para esta temporada, Beckham explicó que quiso encontrar una nueva manera de manejar la estética de su marca, y definitivamente lo logró. Su colección refleja completamente el trabajo que ha venido haciendo, sin embargo, aunque existe dicha consistencia, también se muestra una evolución; no deja de lado las prendas entalladas, sello de su marca, pero presenta otras que no lo son tanto, camisas y faldas un tanto holgadas y sacos, y ofrece también prendas separadas: faldas y blusas, ampliando tanto su mercado como las opciones para usar sus prendas. Una de las grandes sorpresas, viniendo de alguien que no se baja de sus altisimos tacones, fue el calzado, que estuvo conformado, en su totalidad, por sandalias bajas y zapatos planos, todos creación de Manolo Blahnik.
Victoria Beckham es una de las personas más populares en el mundo, está casada con uno de los deportistas más populares en el mundo, y perteneció a una de las bandas más populares en el mundo. Podría hacer de su marca lo que quisiera, y probablemente habría miles que consumirían sus productos, pero decide trabajar duro, evolucionar, proponer y no sólo disponer, y funciona. No dudo, y deseo, que, si sigue así, pronto tenga una posición junto a los grandes de la moda, y que probablemente dé el gran salto de New York a algún otra capital de la moda, como Milán o, incluso, París. Si, París. Así de mucho la disfruto.
